5.10.12

olvidando ciertamente lo que queda atrás

Fil. 3:13-14 Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.

Esta sencilla dependencia y fervor de alma no se mencionan como si el apóstol hubiera alcanzado el premio o ya fuera perfecto a semejanza del Salvador. Olvida lo que queda detrás para no darse por satisfecho por las labores pasadas o las actuales medidas de gracia. Se extiende adelante, prosigue hacia la meta; expresiones que demuestran gran interés por llegar a ser más y más como Cristo.

El que corre una carrera nunca debe detenerse antes de la meta; debe seguir adelante tan rápido como pueda; de esta manera, los que tienen el cielo en su mira, deben aún seguir adelante en santo deseo, esperanza y esfuerzo constante. La vida eterna es la dádiva de Dios, pero está en Cristo Jesús; debe venirnos por medio de su mano, de la manera que Él la logró para nosotros. No hay forma de llegar al cielo como a nuestra casa, sino por medio de Cristo nuestro Camino.

Los creyentes verdaderos, al buscar esta seguridad y al glorificarlo, buscarán más de cerca parecerse a Él en sus padecimientos y muerte, muriendo al pecado y crucificando la carne con sus pasiones y concupiscencias. En estas cosas hay una gran diferencia entre los cristianos verdaderos, pero todos conocen algo de ellas. Los creyentes hacen de Cristo su todo en todo y ponen sus corazones en el otro mundo.

Si difieren unos de otros, y no tienen el mismo juicio en cuestiones menores, aún así, no deben juzgarse unos a otros, porque todos se reúnen ahora en Cristo y esperan reunirse en el cielo en breve. Que ellos se unan en todas las cosas grandes en que concuerden y esperen más luz en cuanto a las cosas menores en que difieren.

A los enemigos de la cruz de Cristo no les importa nada, sino sus apetitos sensuales. El pecado es la vergüenza del pecador, especialmente cuando se glorían en eso. El camino de los que se ocupan de las cosas terrenales puede parecer agradable, pero la muerte y el infierno están al final. Si elegimos el camino de ellos, compartiremos su final.

La vida del cristiano está en el cielo donde está su Cabeza y su hogar, y donde espera estar dentro de poco tiempo; pone sus afectos en las cosas de arriba y donde esté su corazón, ahí estará su tesoro.

Hay gloria reservada para los cuerpos de los santos, gloria que se hará presente en la resurrección. Entonces el cuerpo será hecho glorioso; no sólo resucitado a la vida, sino resucitado para mayor ventaja.

Nótese el poder por el cual será efectuado este cambio. Estemos siempre preparados para la llegada de nuestro Juez; esperando tener nuestros cuerpos viles cambiados por su poder todopoderoso, y recurriendo diariamente a Él para que haga una nueva creación de nuestras almas para la piedad; para que nos libre de nuestros enemigos y que emplee nuestros cuerpos y nuestras almas como instrumentos de justicia a su servicio.

si alguno está en Cristo, nueva criatura es


2Co 5:17 De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.

El hombre renovado actúa sobre la base de principios nuevos, por reglas nuevas, con finalidades nuevas y con compañía nueva. El creyente es creado de nuevo; su corazón no es sólo enderezado; le es dado un corazón nuevo. Es hechura de Dios, creado en Cristo Jesús para buenas obras. Aunque es el mismo como hombre, ha cambiado su carácter y conducta. Estas palabras deben significar más que una reforma superficial. El hombre que antes no veía belleza en el Salvador para desearlo, ahora le ama por sobre todas las cosas.

El corazón del que no está regenerado está lleno de enemistad contra Dios, y Dios está justamente ofendido con él. Pero puede haber reconciliación. Nuestro Dios ofendido nos ha reconciliado consigo por Jesucristo.

Por la inspiración de Dios fueron escritas las Escrituras, que son la palabra de reconciliación; mostrando que había sido hecha la paz por la cruz, y cómo podemos interesarnos en ella. Aunque no puede perder por la guerra ni ganar por la paz, aun así Dios ruega a los pecadores que echen a un lado su enemistad, y acepten la salvación que Él ofrece. Cristo no conoció pecado. Fue hecho pecado; no pecador, sino pecado, una ofrenda por el pecado, un sacrificio por el pecado.

El objetivo y la intención de todo esto era que nosotros pudiésemos ser hechos justicia de Dios en Él, pudiésemos ser justificados gratuitamente por la gracia de Dios por medio de la redención que es en Cristo Jesús.

¿Puede alguien perder, trabajar o sufrir demasiado por el que dio a su Hijo amado para que fuera el sacrificio por los pecados de ellos, para que ellos fuesen hechos la justicia de Dios en Él?

el reino de los cielos es semejante a


Mateo 13:44-52  Además,  el reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo,  el cual un hombre halla,  y lo esconde de nuevo;  y gozoso por ello va y vende todo lo que tiene,  y compra aquel campo. También el reino de los cielos es semejante a un mercader que busca buenas perlas, que habiendo hallado una perla preciosa,  fue y vendió todo lo que tenía,  y la compró. Asimismo el reino de los cielos es semejante a una red,  que echada en el mar,  recoge de toda clase de peces; y una vez llena,  la sacan a la orilla;  y sentados,  recogen lo bueno en cestas,  y lo malo echan fuera. Así será al fin del siglo:  saldrán los ángeles,  y apartarán a los malos de entre los justos, y los echarán en el horno de fuego;  allí será el lloro y el crujir de dientes. Jesús les dijo:  ¿Habéis entendido todas estas cosas?  Ellos respondieron:  Sí,  Señor. El les dijo:  Por eso todo escriba docto en el reino de los cielos es semejante a un padre de familia,  que saca de su tesoro cosas nuevas y cosas viejas.

He aquí cuatro parábolas: -1. La del tesoro escondido en el campo. Muchos toman a la ligera el evangelio porque miran sólo la superficie del campo. Pero todos los que escudriñan las Escrituras, para hallar en ellas a Cristo y la vida eterna, Juan v, 39, descubrirán tal tesoro que a este campo lo hace indeciblemente valioso; se apropian de él a cualquier costo. Aunque nada pueda darse como precio por la salvación, sin embargo, mucho debe darse por amor a ella.

2. Todos los hijos de los hombres están ocupados; uno será rico, otro será honorable, aun otro será docto; pero la mayoría está engañada y toman las falsificaciones por perlas legítimas. Jesucristo es la Perla de gran precio; teniéndolo a Él tenemos suficiente para hacernos dichosos aquí y para siempre. El hombre puede comprar oro muy caro, pero no esta Perla de gran precio. Cuando el pecador convicto ve a Cristo como el Salvador de gracia, todo lo demás pierde valor para sus pensamientos.

3. El mundo es un mar ancho, y en su estado natural, los hombres son como los peces. Predicar el evangelio es echar una red en este mar para pescar algo para gloria de Quien tiene la soberanía sobre este mar. Los hipócritas y los cristianos verdaderos serán separados: desgraciada es la condición de quienes, entonces, serán echados fuera.

4. El fiel y diestro ministro del evangelio es un escriba bien versado en las cosas del evangelio y capaz de enseñarlas. Cristo lo compara con un buen dueño de casa, que trae los frutos de la cosecha del año anterior y lo recogido este año, abundante y variado, para tratar a sus amigos. Todas las experiencias antiguas y las observaciones nuevas tienen su utilidad. Nuestro lugar está a los pies de Cristo, y debemos aprender diariamente de nuevo las viejas lecciones y, también, las nuevas.

6.6.12

ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor


Fil 2:12  Por tanto,  amados míos,  como siempre habéis obedecido,  no como en mi presencia solamente,  sino mucho más ahora en mi ausencia,  ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor,
Fil 2:13  porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer,  por su buena voluntad.
Fil 2:14  Haced todo sin murmuraciones y contiendas,
Fil 2:15  para que seáis irreprensibles y sencillos,  hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa,  en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo;
Fil 2:16  asidos de la palabra de vida,  para que en el día de Cristo yo pueda gloriarme de que no he corrido en vano,  ni en vano he trabajado.
Fil 2:17  Y aunque sea derramado en libación sobre el sacrificio y servicio de vuestra fe,  me gozo y regocijo con todos vosotros.
Fil 2:18  Y asimismo gozaos y regocijaos también vosotros conmigo.


Debemos ser diligentes en el uso de todos los medios que llevan a nuestra salvación perseverando en ellos hasta el fin, con mucho cuidado no sea que con todas nuestras ventajas no lleguemos. Ocupaos en vuestra salvación, porque es Dios quien obra en vosotros. Esto nos anima a hacer lo más que podamos porque nuestro trabajo no será en vano; aún debemos depender de la gracia de Dios. La obra de la gracia de Dios en nosotros es vivificar y comprometer nuestros esfuerzos. La buena voluntad de Dios para nosotros es la causa de su buena obra en nosotros.

Cumplid vuestro deber sin murmuraciones. Cumplidlo y no le atribuyáis defectos. Preocupaos de vuestro trabajo y no lo hagáis motivo de contienda. Sed apacibles: no déis ocasión justa de ofensa. Los hijos de Dios deben distinguirse de los hijos de los hombres. Mientras más perversos sean los otros, mas cuidadosos debemos ser nosotros para mantenernos sin culpa e inocentes. La doctrina y el ejemplo coherente de los creyentes iluminará a otros y dirigirá su camino a Cristo y a la piedad, así como la luz del faro advierte a los marinos que eviten los escollos y dirige su rumbo al puerto. Tratemos de brillar así.

El evangelio es la palabra de vida, nos da a conocer la vida eterna por medio de Jesucristo. Correr connota fervor y vigor, seguir continuamente hacia delante; esfuerzo, connota constancia y aplicación estrecha.
La voluntad de Dios es que los creyentes estén con mucho regocijo; y los que estén tan felices por tener buenos ministros, tienen mucha razón para regocijarse con ellos.

alumbrando los ojos de vuestro entendimiento


Efe 1:15  Por esta causa también yo,  habiendo oído de vuestra fe en el Señor Jesús,  y de vuestro amor para con todos los santos,
Efe 1:16  no ceso de dar gracias por vosotros,  haciendo memoria de vosotros en mis oraciones,
Efe 1:17  para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo,  el Padre de gloria,  os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él,
Efe 1:18  alumbrando los ojos de vuestro entendimiento,  para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado,  y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos,
Efe 1:19  y cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos,  según la operación del poder de su fuerza,
Efe 1:20  la cual operó en Cristo,  resucitándole de los muertos y sentándole a su diestra en los lugares celestiales,
Efe 1:21  sobre todo principado y autoridad y poder y señorío,  y sobre todo nombre que se nombra,  no sólo en este siglo,  sino también en el venidero;
Efe 1:22  y sometió todas las cosas bajo sus pies,  y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia,
Efe 1:23  la cual es su cuerpo,  la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo.

Dios ha puesto bendiciones espirituales en su Hijo el Señor Jesús; pero nos pide que las busquemos y las obtengamos por la oración. Aun los mejores cristianos necesitan que se ore por ellos; y mientras sepamos del bienestar de los amigos cristianos debemos orar por ellos.

Hasta los creyentes verdaderos tienen gran necesidad de sabiduría celestial. ¿Acaso aun los mejores de nosotros somos renuentes a uncirnos al yugo de Dios aunque no hay otro modo de hallar reposo para el alma? ¿Acaso no nos alejamos de nuestra paz por un poco de placer? Si discutiéramos menos y oráramos más con y por unos y otros, diariamente veríamos más y más cuál es la esperanza de nuestra vocación, y las riquezas de la gloria divina en esta herencia. Deseable es sentir el fuerte poder de la gracia divina que empieza y ejecuta la obra de la fe en nuestras almas. Pero cuesta mucho llevar a un alma a creer plenamente en Cristo y aventurarse toda ella y su esperanza de vida eterna en su justicia. Nada menos que el poder omnipotente obrará esto en nosotros.

Aquí se significa que es Cristo el Salvador quien suple todas las necesidades de los que confían en Él, y les da todas las bendiciones en la más rica abundancia. Siendo partícipes en Cristo mismo llegamos a ser llenos con la plenitud de la gracia y la gloria en Él. Entonces, ¡cómo pueden olvidarse a sí mismos esos que andan buscando la justicia fuera de Él! Esto nos enseña a ir a Cristo. Si supiéramos a qué estamos llamados, qué podemos hallar en Él, con toda seguridad que iríamos y seríamos parte de Él. 

Cuando sentimos nuestra debilidad y el poder de nuestros enemigos, es cuando más notamos la grandeza de ese poder que efectúa la conversión del creyente y que está dedicado a perfeccionar su salvación. Ciertamente esto nos constreñirá por amor para vivir para la gloria de nuestro Redentor.

firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres


Gal 5:1  Estad,  pues,  firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres,  y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud.
Gal 5:2  He aquí,  yo Pablo os digo que si os circuncidáis,  de nada os aprovechará Cristo.
Gal 5:3  Y otra vez testifico a todo hombre que se circuncida,  que está obligado a guardar toda la ley.
Gal 5:4  De Cristo os desligasteis,  los que por la ley os justificáis;  de la gracia habéis caído.
Gal 5:5  Pues nosotros por el Espíritu aguardamos por fe la esperanza de la justicia;
Gal 5:6  porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale algo,  ni la incircuncisión,  sino la fe que obra por el amor.

Cristo no será el Salvador de nadie que no lo reciba y confíe en Él como su único Salvador. Prestemos oído a las advertencias y las exhortaciones del apóstol a estar firmes en la doctrina y la libertad del evangelio. Todos los cristianos verdaderos que son enseñados por el Espíritu Santo, esperan la vida eterna, la recompensa de la justicia, y el objeto de su esperanza, como dádiva de Dios por fe en Cristo; y no por amor de sus propias obras.

El convertido judío puede observar las ceremonias o afirmar su libertad, el gentil puede desecharlas o participar en ellas, siempre y cuando no dependa de ellas. Ningún privilegio o profesión externo servirá para ser aceptos de Dios sin la fe sincera en nuestro Señor Jesús. La fe verdadera es una gracia activa; obra por amor a Dios y a nuestros hermanos. Que estemos en el número de aquellos que, por el Espíritu, aguardan la esperanza de justicia por la fe.

El peligro de antes no estaba en cosas sin importancia en sí, como ahora son muchas formas y observancias. Pero sin la fe que obra por el amor, todo lo demás carece de valor, y comparado con ello las otras cosas son de escaso valor.

todas las promesas de Dios son en él Sí


2Co 1:15  Con esta confianza quise ir primero a vosotros,  para que tuvieseis una segunda gracia,
2Co 1:16  y por vosotros pasar a Macedonia,  y desde Macedonia venir otra vez a vosotros,  y ser encaminado por vosotros a Judea.
2Co 1:17  Así que,  al proponerme esto,  ¿usé quizá de ligereza?  ¿O lo que pienso hacer,  lo pienso según la carne,  para que haya en mí Sí y No?
2Co 1:18  Mas,  como Dios es fiel,  nuestra palabra a vosotros no es Sí y No.
2Co 1:19  Porque el Hijo de Dios,  Jesucristo,  que entre vosotros ha sido predicado por nosotros,  por mí,  Silvano y Timoteo,  no ha sido Sí y No;  mas ha sido Sí en él;
2Co 1:20  porque todas las promesas de Dios son en él Sí,  y en él Amén,  por medio de nosotros,  para la gloria de Dios.
2Co 1:21  Y el que nos confirma con vosotros en Cristo,  y el que nos ungió,  es Dios,
2Co 1:22  el cual también nos ha sellado,  y nos ha dado las arras del Espíritu en nuestros corazones.
2Co 1:23  Mas yo invoco a Dios por testigo sobre mi alma,  que por ser indulgente con vosotros no he pasado todavía a Corinto.
2Co 1:24  No que nos enseñoreemos de vuestra fe,  sino que colaboramos para vuestro gozo;  porque por la fe estáis firmes.

El apóstol se defiende del cargo de liviandad e inconstancia al no ir a Corinto. Los hombres buenos deben tener cuidado de mantener su reputación de sinceridad y constancia; ellos no deben resolver, sino basados en la reflexión cuidadosa; y ellos no cambiarán a menos que haya razones de peso.

Nada puede volver más ciertas las promesas de Dios: que sean dadas por medio de Cristo nos asegura que son sus promesas; como las maravillas que Dios obró en la vida, la resurrección, y la ascensión de Su Hijo, confirman la fe. El Espíritu Santo afirma a los cristianos en la fe del evangelio: el despertar del Espíritu es una primicia de la vida eterna: los consuelos del Espíritu son una primicia del gozo eterno.

El apóstol deseaba ahorrarse la culpa que se temía sería inevitable si hubiera ido a Corinto antes de saber qué efecto produjo su carta anterior. Nuestra fuerza y habilidad se deben a la fe; y nuestro consuelo y gozo deben fluir de la fe. Los temperamentos santos y los frutos de la gracia que asisten a la fe, aseguran contra el engaño en una materia tan importante.

los injustos no heredarán el reino de Dios


1Co 6:9  ¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios?  No erréis;  ni los fornicarios,  ni los idólatras,  ni los adúlteros,  ni los afeminados,  ni los que se echan con varones,
1Co 6:10  ni los ladrones,  ni los avaros,  ni los borrachos,  ni los maldicientes,  ni los estafadores,  heredarán el reino de Dios.
1Co 6:11  Y esto erais algunos;  mas ya habéis sido lavados,  ya habéis sido santificados,  ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús,  y por el Espíritu de nuestro Dios.

Se advierte a los corintios de muchos males grandes, de los cuales habían sido culpables anteriormente. Hay mucha fuerza en estas preguntas cuando consideramos que se dirigen a un pueblo envanecido con la ilusión de ser superior a los demás en sabiduría y conocimiento. Toda injusticia es pecado; todo pecado reinante, sí, todo pecado actual, cometido con intención, y del cual no se ha arrepentido, excluye del reino del cielo.

No os engañéis. Los hombres se inclinan mucho a halagarse a sí mismos con que pueden vivir en pecado, pero morir en Cristo e irse al cielo. Sin embargo, no podemos esperar que sembrando en la carne cosechemos vida eterna.

Se les recuerda el cambio hecho en ellos por el evangelio y la gracia de Dios. La sangre de Cristo y el lavamiento de la regeneración pueden quitar toda culpa. Nuestra justificación se debe a los sufrimientos y los méritos de Cristo; nuestra santificación a la obra del Espíritu Santo, pero ambas van juntas.

Todos los que son hechos justos a ojos de Dios, son hechos santos por la gracia de Dios.

consideraos muertos al pecado


Rom 6:11  Así también vosotros consideraos muertos al pecado,  pero vivos para Dios en Cristo Jesús,  Señor nuestro.
Rom 6:12  No reine,  pues,  el pecado en vuestro cuerpo mortal,  de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias;
Rom 6:13  ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad,  sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos,  y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia.
Rom 6:14  Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros;  pues no estáis bajo la ley,  sino bajo la gracia.
Rom 6:15  ¿Qué,  pues?  ¿Pecaremos,  porque no estamos bajo la ley,  sino bajo la gracia?  En ninguna manera.

Aquí se estipulan los motivos más fuertes contra el pecado, y para poner en vigencia la obediencia. Siendo liberado del reinado del pecado, hecho vivo para Dios, y teniendo la perspectiva de la vida eterna, corresponde a los creyentes interesarse mucho por hacer progresos a ella, pero como las lujurias impías no han sido totalmente desarraigadas en esta vida, la preocupación del cristiano debe ser la de resistir sus indicaciones, luchando con fervor para que, por medio de la gracia divina, no prevalezcan en este estado mortal. Aliente al cristiano verdadero el pensamiento de que este estado pronto terminará, en cuanto a la seducción de las lujurias que, tan a menudo, le dejan confundido y le inquietan.

Presentemos todos nuestros poderes como armas o instrumentos a Dios, listos para la guerra y para la obra de justicia a su servicio.

Hay poder para nosotros en el pacto de gracia. El pecado no tendrá dominio. Las promesas de Dios para nosotros son más poderosas y eficaces para mortificar el pecado que nuestras promesas a Dios. El pecado puede luchar en un creyente real y crearle una gran cantidad de trastornos, pero no le dominará; puede que lo angustie, pero no lo dominará. ¿Alguno se aprovecha de esta doctrina estimulante para permitirse la práctica de cualquier pecado? Lejos estén pensamientos tan abominables, tan contrarios a las perfecciones de Dios, y al designio de su evangelio, tan opuestos al ser sometido a la gracia.

¿Qué motivo más fuerte contra el pecado que el amor de Cristo? ¿Pecaremos contra tanta bondad y contra una gracia semejante?

serán reunidas delante de él todas las naciones


Mat 25:31  Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria,  y todos los santos ángeles con él,  entonces se sentará en su trono de gloria,
Mat 25:32  y serán reunidas delante de él todas las naciones;  y apartarálos unos de los otros,  como aparta el pastor las ovejas de los cabritos.
Mat 25:33  Y pondrá las ovejas a su derecha,  y los cabritos a su izquierda.
Mat 25:34  Entonces el Rey dirá a los de su derecha:  Venid,  benditos de mi Padre,  heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo.
Mat 25:35  Porque tuve hambre,  y me disteis de comer;  tuve sed,  y me disteis de beber;  fui forastero,  y me recogisteis;
Mat 25:36  estuve desnudo,  y me cubristeis;  enfermo,  y me visitasteis;  en la cárcel,  y vinisteis a mí.
Mat 25:37  Entonces los justos le responderán diciendo:  Señor,  ¿cuándo te vimos hambriento,  y te sustentamos,  o sediento,  y te dimos de beber?
Mat 25:38   ¿Y cuándo te vimos forastero,  y te recogimos,  o desnudo,  y te cubrimos?
Mat 25:39   ¿O cuándo te vimos enfermo,  o en la cárcel,  y vinimos a ti?
Mat 25:40  Y respondiendo el Rey,  les dirá:  De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños,  a mí lo hicisteis.
Mat 25:41  Entonces dirá también a los de la izquierda:  Apartaos de mí,  malditos,  al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles.
Mat 25:42  Porque tuve hambre,  y no me disteis de comer;  tuve sed,  y no me disteis de beber;
Mat 25:43  fui forastero,  y no me recogisteis;  estuve desnudo,  y no me cubristeis;  enfermo,  y en la cárcel,  y no me visitasteis.
Mat 25:44  Entonces también ellos le responderán diciendo:  Señor,  ¿cuándo te vimos hambriento,  sediento,  forastero,  desnudo,  enfermo,  o en la cárcel,  y no te servimos?
Mat 25:45  Entonces les responderá diciendo:  De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos más pequeños,  tampoco a mí lo hicisteis.
Mat 25:46  E irán éstos al castigo eterno,  y los justos a la vida eterna.

Esta es una descripción del juicio final. Es una explicación de las parábolas anteriores. Hay un juicio venidero en que cada hombre será sentenciado a un estado de dicha o miseria eterna. Cristo vendrá, no sólo en la gloria de su Padre sino en su propia gloria, como Mediador. El impío y el santo habitan aquí juntos en las mismas ciudades, iglesias, familias y no siempre son diferenciados unos de otros; tales son las debilidades de los santos, tales las hipocresías de los pecadores; y la muerte se los lleva a ambos: pero en ese día serán separados para siempre. Jesucristo es el gran Pastor; Él distinguirá dentro de poco tiempo entre los que son suyos y los que no. Todas las demás distinciones serán eliminadas; pero la mayor entre santos y pecadores, santos e impíos, permanecerá para siempre.

La dicha que poseerán los santos es muy grande. Es un reino ; la posesión más valiosa en la tierra; pero esto no es sino un pálido parecido del estado bienaventurado de los santos en el cielo. Es un reino preparado. El Padre lo proveyó para ellos en la grandeza de su sabiduría y poder; el Hijo lo compró para ellos; y el Espíritu bendito, al prepararlos a ellos para el reino, está preparándolo para ellos. Está preparado para ellos: en todos los aspectos está adaptado a la nueva naturaleza del alma santificada. Está preparado desde la fundación del mundo. Esta felicidad es para los santos, y ellos para ella, desde toda la eternidad. Vendrán y la heredarán. Lo que heredamos no lo logramos por nosotros mismos. Es Dios que hace los herederos del cielo.

No tenemos que suponer que actos de generosidad dan derecho a la dicha eterna. Las buenas obras hechas por amor a Dios, por medio de Jesucristo, se comentan aquí como marcas del carácter de los creyentes hechos santos por el Espíritu de Cristo, y como los efectos de la gracia concedida a los que las hacen.

El impío en este mundo fue llamado con frecuencia a ir a Cristo en busca de vida y reposo, pero rechazaron sus llamados; y justamente son los que prefirieron alejarse de Cristo quienes no irán a Él. Los pecadores condenados ofrecerán disculpas vanas. El castigo del impío será un castigo eterno; su estado no puede ser cambiado.

Así, la vida y la muerte, el bien y el mal, la bendición y la maldición, están puestas ante nosotros para que podamos escoger nuestro camino, y como nuestro camino, así será nuestro fin.

Si alguno quiere venir en pos de mí


Mateo 16:24-28  Entonces Jesús dijo a sus discípulos:  Si alguno quiere venir en pos de mí,  niéguese a sí mismo,  y tome su cruz,  y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida,  la perderá;  y todo el que pierda su vida por causa de mí,  la hallará. Porque  ¿qué aprovechará al hombre,  si ganare todo el mundo,  y perdiere su alma?  ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma? Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles,  y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras. De cierto os digo que hay algunos de los que están aquí,  que no gustarán la muerte,  hasta que hayan visto al Hijo del Hombre viniendo en su reino.

Un verdadero discípulo de Cristo es aquel que lo sigue en el deber y lo seguirá a la gloria. Es uno que anda en el mismo camino que anduvo Cristo, guiado por su Espíritu, y va en sus pasos, dondequiera que vaya. —“Niéguese a sí mismo”. Si negarse a sí mismo es lección dura, no es más de lo que aprendió y practicó nuestro Maestro, para redimirnos y enseñarnos. “Tome su cruz”. Aquí se pone cruz por todo problema que nos sobrevenga. Somos buenos para pensar que podemos llevar mejor la cruz ajena que la propia; pero mejor es lo que nos está asignado, y debemos hacer lo mejor de ello. No debemos, por nuestra precipitación y necedad, acarrearnos cruces a nuestras cabezas, sino tomarlas cuando estén en nuestro camino.

Si un hombre tiene el nombre y crédito de un discípulo, siga a Cristo en la obra y el deber del discípulo. Si todas las cosas del mundo nada valen cuando se comparan con la vida del cuerpo, ¡qué fuerte el mismo argumento acerca del alma y su estado de dicha o miseria eterna! Miles pierden sus almas por la ganancia más frívola o la indulgencia más indigna, sí, a menudo por solo pereza o negligencia. Cualquiera sea el objeto por el cual los hombres dejan a Cristo, ese es el precio con que Satanás compra sus almas. Pero un alma es más valiosa que todo el mundo.

Este es el juicio de Cristo para la materia; conocía el precio de las almas, porque las rescató; ni hubiera subvalorado al mundo, porque lo hizo. El transgresor moribundo no puede comprar una hora de alivio para buscar misericordia para su alma que perece. Entonces, aprendamos justamente a valorar nuestra alma, y a Cristo como el único Salvador de ellas.

angosto el camino que lleva a la vida


Mateo 7:12-14  Así que,  todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros,  así también haced vosotros con ellos;  porque esto es la ley y los profetas. Entrad por la puerta estrecha;  porque ancha es la puerta,  y espacioso el camino que lleva a la perdición,  y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta,  y angosto el camino que lleva a la vida,  y pocos son los que la hallan.

Cristo vino a enseñarnos, no sólo lo que tenemos que saber y creer, sino lo que tenemos que hacer; no sólo para con Dios, sino para con los hombres; no sólo para con los que son de nuestro partido y denominación, sino para con los hombres en general, con todos aquellos que nos relacionemos. Debemos hacer a nuestro prójimo lo que nosotros mismos reconocemos que es bueno y razonable. En nuestros tratos con los hombres debemos ponernos en el mismo caso y en las circunstancias que aquellos con quienes nos relacionamos, y actuar en conformidad con ello.

No hay sino dos caminos: el correcto y el errado, el bueno y el malo; el camino al cielo y el camino al infierno; todos vamos caminando por uno u otro: no hay un lugar intermedio en el más allá; no hay un camino neutro. Todos los hijos de los hombres somos santos o pecadores, buenos o malos.

Fijaos en que el camino del pecado y de los pecadores que la puerta es ancha y está abierta. Podéis entrar por esta puerta con todas las lujurias que la rodean; no frena apetitos ni pasiones. Es un camino ancho; hay muchas sendas en este; hay opciones de caminos pecaminosos. Hay multitudes en este camino. Pero, ¿qué provecho hay en estar dispuesto a irse al infierno con los demás, porque ellos no irán al cielo con nosotros? El camino a la vida eterna es angosto. No estamos en el cielo tan pronto como pasamos por la puerta angosta. Hay que negar el yo, mantener el cuerpo bajo control, y mortificar las corrupciones.

Hay que resistir las tentaciones diarias; hay que cumplir los deberes. Debemos velar en todas las cosas y andar con cuidado; y tenemos que pasar por mucha tribulación. No obstante, este camino nos invita a todos; lleva a la vida; al consuelo presente en el favor de Dios, que es la vida del alma; a la bendición eterna, cuya esperanza al final de nuestro camino debe facilitarnos todas las dificultades del camino. Esta simple declaración de Cristo ha sido descartada por muchos que se han dado el trabajo de hacerla desparecer con explicaciones pero, en todas la épocas el discípulo verdadero de Cristo ha sido mirado como una personalidad singular, que no está de moda; y todos los que se pusieron del lado de la gran mayoría, se han ido por el camino ancho a la destrucción. Si servimos a Dios, debemos ser firmes en nuestra religión.

¿Podemos oír a menudo sobre la puerta estrecha y el camino angosto y que son pocos los que los hallan, sin dolernos por nosotros mismos o sin considerar si entramos al camino angosto y cuál es el avance que estamos haciendo ahí?

3.6.12

la mies es mucha


Mateo 9:37-8  Entonces dijo a sus discípulos:  A la verdad la mies es mucha,  mas los obreros pocos. Rogad,  pues,  al Señor de la mies,  que envíe obreros a su mies.

Jesús visitó no sólo las ciudades grandes y ricas, sino las aldeas pobres y oscuras, y allí predicó, y sanó. Las almas de los más viles del mundo son tan preciosas para Cristo, y deben serlo para nosotros, como las almas de los que más figuren. Había sacerdotes, levitas, y escribas en toda la tierra; pero eran pastores de ídolos, Zacarías xi, 17; por tanto, Cristo tuvo compasión del pueblo como ovejas desamparadas y dispersas, como hombres que perecen por falta de conocimiento. A la fecha hay multitudes enormes que son como ovejas sin pastor, y debemos tener compasión y hacer todo lo que podamos para ayudarles.

Las multitudes deseosas de instrucción espiritual formaban una cosecha abundante que necesitaba muchos obreros activos; pero pocos merecían ese carácter. Cristo es el Señor de la mies. Oremos que muchos sean levantados y enviados a trabajar para llevar almas a Cristo. Es señal de que Dios está por conceder alguna misericordia especial a un pueblo cuando los invita a orar por ello.

Las misiones encomendadas a los obreros como respuesta a la oración, son las que más probablemente tengan éxito.

los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas


Isaías 40:29-31 El da esfuerzo al cansado,  y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. Los muchachos se fatigan y se cansan,  los jóvenes flaquean y caen; pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas;  levantarán alas como las águilas;  correrán,  y no se cansarán;  caminarán,  y no se fatigarán.

El pueblo de Dios es reprobado por su descreimiento y desconfianza en Dios. Recuerden que tomaron los nombres de Jacob e Israel de uno que Dios halló fiel a Él en todas sus aflicciones. Llevan ese nombre como su pueblo del pacto. Muchos afanes necios y temores necios se desvanecen antes de inquirir las causas. Malo es tener malos pensamientos que surgen en nuestra mente, pero peor es convertirlos en palabras malas. Lo que ellos conocieron y oyeron era suficiente para silenciar todos sus temores y desconfianzas.

Donde Dios ha empezado la obra de gracia, la perfeccionará. Él ayuda a los que, en humilde dependencia de Él, se ayudan a sí mismos. Su fuerza será según el día. En el poder de la gracia divina nuestras almas ascenderán por sobre el mundo. Correrán alegremente por el camino de los mandamientos de Dios.

Velemos contra el descreimiento, el orgullo y la confianza en uno mismo. Si vamos adelante por nuestra propia fuerza, desmayaremos y caeremos totalmente; pero teniendo nuestros corazones y esperanzas en el cielo, seremos llevados por sobre todas las dificultades y seremos dotados para echar mano del premio de nuestra alta vocación en Cristo Jesús.

Todas las cosas son posibles para Dios



Mar 10:23-31  Entonces Jesús,  mirando alrededor,  dijo a sus discípulos:  ¡Cuán difícilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas! Los discípulos se asombraron de sus palabras;  pero Jesús,  respondiendo,  volvió a decirles:  Hijos,  ¡cuán difícil les es entrar en el reino de Dios,  a los que confían en las riquezas! Más fácil es pasar un camello por el ojo de una aguja,  que entrar un rico en el reino de Dios. Ellos se asombraban aun más,  diciendo entre sí:  ¿Quién,  pues,  podrá ser salvo? Entonces Jesús,  mirándolos,  dijo:  Para los hombres es imposible,  mas para Dios,  no;  porque todas las cosas son posibles para Dios. Entonces Pedro comenzó a decirle:  He aquí,  nosotros lo hemos dejado todo,  y te hemos seguido. Respondió Jesús y dijo:  De cierto os digo que no hay ninguno que haya dejado casa,  o hermanos,  o hermanas,  o padre,  o madre,  o mujer,  o hijos,  o tierras,  por causa de mí y del evangelio, que no reciba cien veces más ahora en este tiempo;  casas,  hermanos,  hermanas,  madres,  hijos,  y tierras,  con persecuciones;  y en el siglo venidero la vida eterna. Pero muchos primeros serán postreros,  y los postreros,  primeros.

Cristo aprovecha esta ocasión para hablar a sus discípulos sobre la dificultad de la salvación de quienes tienen abundancia en este mundo. Los que así buscan ansiosamente la riqueza del mundo, nunca valorarán en justicia a Cristo y su gracia. Además habla de la grandeza de la salvación de los que tienen poco de este mundo y lo dejan por Cristo. La prueba más grande de la constancia de un hombre bueno se produce cuando el amor a Jesús le pide que renuncie al amor a los amigos y a los familiares.

Aunque vencedores por Cristo, aun deben esperar sufrir por Él hasta que lleguen al cielo. Aprendamos a contentarnos en una situación mala y a estar alertas contra el amor a las riquezas en una situación buena.

Oremos para ser capaces de dejarlo todo si fuere necesario por el servicio de Cristo, y para usar en su servicio todo lo que se nos permita retener.

buscad primeramente el reino de Dios


Mateo 6:25-34  Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida,  qué habéis de comer o qué habéis de beber;  ni por vuestro cuerpo,  qué habéis de vestir.  ¿No es la vida más que el alimento,  y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo, que no siembran,  ni siegan,  ni recogen en graneros;  y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? ¿Y quién de vosotros podrá,  por mucho que se afane,  añadir a su estatura un codo? Y por el vestido, ¿por qué os afanáis?  Considerad los lirios del campo,  cómo crecen:  no trabajan ni hilan; pero os digo,  que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos. Y si la hierba del campo que hoy es,  y mañana se echa en el horno,  Dios la viste así,  ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe? No os afanéis,  pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos,  o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas;  pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia,  y todas estas cosas os serán añadidas. Así que,  no os afanéis por el día de mañana,  porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal.

Escasamente haya otro pecado contra el cual advierta más nuestro Señor Jesús a sus discípulos que las preocupaciones inquietantes, distractoras y desconfiadas por las cosas de esta vida. A menudo esto entrampa al pobre tanto como el amor a la riqueza al rico. Pero hay una despreocupación por las cosas temporales que es deber, aunque no debemos llevar a un extremo estas preocupaciones lícitas.

No os afanéis por vuestra vida. Ni por la extensión de ella, sino referidla a Dios para que la alargue o acorte según le plazca; nuestros tiempos están en su mano y están en buena mano. Ni por las comodidades de esta vida; dejad que Dios la amargue o endulce según le plazca. Dios ha prometido la comida y el vestido, por tanto podemos esperarlos.

No penséis en el mañana, en el tiempo venidero. No os afanéis por el futuro, cómo viviréis el año que viene, o cuando estéis viejos, o qué dejaréis detrás de vosotros. Como no debemos jactarnos del mañana, así tampoco debemos preocuparnos por el mañana o sus acontecimientos. Dios nos ha dado vida y nos ha dado el cuerpo. ¿Y qué no puede hacer por nosotros el que hizo eso? Si nos preocupamos de nuestras almas y de la eternidad, que son más que el cuerpo y esta vida, podemos dejarle en manos de Dios que nos provea comida y vestido, que son lo menos.

Mejorad esto como exhortación a confiar en Dios. Debemos reconciliarnos con nuestro patrimonio en el mundo como lo hacemos con nuestra estatura. No podemos alterar las disposiciones de la providencia, por tanto debemos someternos y resignarnos a ellas. El cuidado considerado por nuestras almas es la mejor cura de la consideración cuidada por el mundo. Buscad primero el reino de Dios y haced de la religión vuestra ocupación: no digáis que este es el modo de hambrearte; no es la manera de estar bien provisto, aun en este mundo.

La conclusión de todo el asunto es que es la voluntad y el mandamiento del Señor Jesús, que por las oraciones diarias podamos obtener fuerza para sostenernos bajo nuestros problemas cotidianos, y armarnos contra las tentaciones que los acompañan y no dejar que ninguna de esas cosas nos conmuevan.

Bienaventurados los que toman al Señor como su Dios, y dan plena prueba de ellos confiándose totalmente a su sabia disposición. Que tu Espíritu nos dé convicción de pecado en la necesidad de esta disposición y quite lo mundano de nuestros corazones.

yo estaré contigo


Isaías 43:2  Cuando pases por las aguas,  yo estaré contigo;  y si por los ríos,  no te anegarán.  Cuando pases por el fuego,  no te quemarás,  ni la llama arderá en ti.

El favor y la buena voluntad de Dios hacia su pueblo hablan abundante consuelo a todos los creyentes. La nueva criatura, doquiera esté, es hechura de Dios. A todos los redimidos con la sangre de su Hijo, los ha apartado para sí. Los que tienen a Dios para sí, no tienen que temer quién o qué pueda estar contra ellos.

¿Qué son Egipto y Etiopía, todas sus vidas y tesoros, en comparación con la sangre de Cristo? Los creyentes verdaderos son preciosos a ojos de Dios; su complacencia está en ellos por sobre cualquier persona. Aunque pasen por agua y fuego, mientras tengan con ellos a Dios, no tienen que temer mal alguno; serán levantados y sacados.

Los fieles son animados. Se reunirían de todo lugar. Con este agradable objetivo a la vista, el profeta los vuelve a disuadir de los ansiosos temores.

19.5.12

El que cree en mí


Juan 7:37-39  En el último y gran día de la fiesta,  Jesús se puso en pie y alzó la voz,  diciendo:  Si alguno tiene sed,  venga a mí y beba. El que cree en mí,  como dice la Escritura,  de su interior correrán ríos de agua viva.
Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él;  pues aún no había venido el Espíritu Santo,  porque Jesús no había sido aún glorificado.

En el último día de la fiesta de los tabernáculos los judíos sacaban agua y la derramaban ante el Señor. Se supone que Cristo alude a eso. Si cualquiera desea ser feliz verdaderamente para siempre, que venga a Cristo y sométase a Él. La sed significa el fuerte deseo de bendiciones espirituales, que ninguna otra cosa puede satisfacer; así, pues, las influencias santificadoras y consoladoras del Espíritu Santo estan representadas por las aguas, a las cuales Jesús invita que vayan y beban.

El consuelo fluye abundante y constante como un río; fuerte como un torrente para derribar la oposición de las dudas y los temores. Hay en Cristo una plenitud de gracia sobre gracia. El Espíritu que habita y obra en los creyentes es como fuente de agua viva, corriente de la cual fluyen arroyos abundantes, que refrescan y limpian como el agua.

 No esperemos los dones milagrosos del Espíritu Santo, pero podemos solicitar sus influencias más corrientes y más valiosas. Estos arroyos han fluido desde nuestro Redentor glorificado hasta esta fecha, y hasta los rincones más remotos de la tierra. Deseemos darlos a conocer al prójimo.

Muchas son las aflicciones del justo



Salmos 34:11-22  Venid,  hijos,  oídme; El temor de Jehová os enseñaré. ¿Quién es el hombre que desea vida, Que desea muchos días para ver el bien? Guarda tu lengua del mal, Y tus labios de hablar engaño. Apártate del mal,  y haz el bien; Busca la paz,  y síguela. Los ojos de Jehová están sobre los justos, Y atentos sus oídos al clamor de ellos. La ira de Jehová contra los que hacen mal, Para cortar de la tierra la memoria de ellos. Claman los justos,  y Jehová oye, Y los libra de todas sus angustias. Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón; Y salva a los contritos de espíritu. Muchas son las aflicciones del justo, Pero de todas ellas le librará Jehová. El guarda todos sus huesos; Ni uno de ellos será quebrantado. Matará al malo la maldad, Y los que aborrecen al justo serán condenados. Jehová redime el alma de sus siervos,  Y no serán condenados cuantos en él confían.

Que la gente joven empiece la vida aprendiendo el temor del Señor, si aquí desean consuelo verdadero, y felicidad eterna en el más allá. Serán muy felices los que se inician temprano en el servicio de tan buen Amo.
Todos desean ser felices. Con seguridad esto debe mirar más allá del mundo presente; porque la vida del hombre en la tierra es de unos pocos días, y llenos de tribulaciones. ¿Qué hombre es el que verá lo bueno de allá donde toda bienaventuranza es perfecta? ¡Ay! Pocos son los que tienen este bien en sus pensamientos.

La religión que promete lo mejor es la que hace velar sobre el corazón y la lengua. No basta con no herir, debemos estudiar como ser útiles y vivir para algún propósito; tenemos que buscar la paz y seguirla; estar dispuestos a negarnos a nosotros mismos en gran medida en aras de la paz.

Costumbre constante de los verdaderos creyentes es clamar a Dios cuando están en dificultades, y su consuelo constante es que Él los oye. Los justos son humillados por el pecado y son poca cosa ante sus propios ojos. Nada es más necesario para la verdadera santidad que el corazón contrito, quebrantado de toda confianza en sí mismo. En ese suelo florecerá toda gracia y nada puede animar más a alguien así, que la gracia rica y libre del evangelio de Jesucristo.

Los justos son puestos bajo la protección especial del Señor, aunque tienen su cuota de cruces en este mundo y hay quienes los odian. De la misericordia del Cielo y de la maldad del infierno, las aflicciones del justo deben ser muchas. Pero cualesquiera sean las tribulaciones que les sobrevengan, no herirán su alma, porque Dios los resguarda para que no pequen cuando están afligidos. Ningún hombre está desolado sino aquel al cual Dios ha abandonado.

En Dios solamente está acallada mi alma


Salmos 62:1-8  En Dios solamente está acallada mi alma; De él viene mi salvación. El solamente es mi roca y mi salvación; Es mi refugio,  no resbalaré mucho. ¿Hasta cuándo maquinaréis contra un hombre, Tratando todos vosotros de aplastarle Como pared desplomada y como cerca derribada? Solamente consultan para arrojarle de su grandeza. Aman la mentira; Con su boca bendicen,  pero maldicen en su corazón.  Selah  Alma mía,  en Dios solamente reposa, Porque de él es mi esperanza. El solamente es mi roca y mi salvación. Es mi refugio,  no resbalaré. En Dios está mi salvación y mi gloria; En Dios está mi roca fuerte,  y mi refugio. Esperad en él en todo tiempo,  oh pueblos; Derramad delante de él vuestro corazón;  Dios es nuestro refugio.  Selah

Estamos en el camino del deber y del consuelo cuando nuestra alma espera en Dios; cuando nos entregamos alegremente a su voluntad y sabiduría junto con todos nuestros asuntos; cuando nos entregamos a todos los caminos de su providencia, y esperamos pacientemente el acontecer, con plena satisfacción en su bondad. Véase la base y la razón de esta dependencia. Por su gracia me ha sostenido, y por su providencia me ha librado. Sólo él puede ser mi Roca y mi salvación; las criaturas nada son sin él, por tanto, yo miraré por sobre ellas, a él.

Confiando en Dios se afirma el corazón. Si Dios es por nosotros no tenemos que temer lo que pueda hacernos el hombre. Habiendo puesto su confianza en Dios, David prevé la caída de sus enemigos. Hemos hallado que es bueno esperar en Dios, y debiéramos encomendar a nuestra alma que tenga constantemente tal dependencia de Él, porque siempre puede darnos reposo. Si Dios salva mi alma, bien puedo dejar todo lo demás a su cargo, sabiendo que todo resultará para mi salvación. De la manera que la fe de David en Dios progresa hacia una firmeza inamovible, así su gozo en Dios se realza como triunfo santo. La meditación y la oración son medios bendecidos para fortalecer la fe y la esperanza.

Vv. 8-12.Los que han hallado el consuelo de los caminos de Dios, invitarán a otros a esos caminos; nunca tendremos menos para compartir con los demás. El buen consejo que se da es confiar totalmente en Dios. Debemos confiar en Él todo el tiempo, sin poner nunca en nosotros, ni en otra criatura, la confianza que debe ponerse sólo en Él. Confíemos en Él para que nos guíe cuando dudamos, nos proteja cuando corremos peligro, nos provea en la necesidad, nos fortalezca para toda buena palabra y obra. Debemos exponer ante Él nuestra necesidad y nuestros deseos y, luego, someter pacientemente nuestra voluntad a la suya: esto es derramar nuestros corazones. Dios es refugio para todos, para cuantos se amparen en Él.

El salmista advierte contra confiar en los hombres. La gente, de baja categoría, es variable como el viento. El rico y el noble parecen tener mucho en su poder, y abundan en promesas, pero los que dependen de ellos se desilusionan. Pesado en la balanza de las Escrituras, todo lo que el hombre puede hacer para darnos felicidad es más liviano que la vanidad misma.

Cuesta mucho tener riquezas y no confiar en ellas si se aumentan, aunque sea por medios lícitos y honrados, pero debemos tener cuidado, no sea que pongamos indebidamente nuestro corazón en ellas. Es muy probable que un mundo sonriente aleje de Dios al corazón, en quien solo debe estar puesto. El creyente coherente recibe todo de Dios como encargo, y procura usarlo para su gloria, como mayordomo que debe rendir cuentas.

Dios ha dicho de una vez por todas que el poder le pertenece solo a Él. Él puede castigar y destruir. La misericordia también le pertenece; el hecho de recompensar los servicios imperfectos de los que creen en Él, borrando sus transgresiones por amor al Redentor, es una prueba de abundante misericordia, y nos alienta a confiar en Él. Confiemos en su misericordia y su gracia, y crezcamos en su obra con la expectativa de misericordias sólo de parte de Él.

Clama a mí, y yo te responderé


Jer 33:3  Clama a mí,  y yo te responderé,  y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces.
Jer 33:6  He aquí que yo les traeré sanidad y medicina;  y los curaré,  y les revelaré abundancia de paz y de verdad.
Jer 33:8  Y los limpiaré de toda su maldad con que pecaron contra mí;  y perdonaré todos sus pecados con que contra mí pecaron,  y con que contra mí se rebelaron.
Jer 33:9  Y me será a mí por nombre de gozo,  de alabanza y de gloria,  entre todas las naciones de la tierra,  que habrán oído todo el bien que yo les hago;  y temerán y temblarán de todo el bien y de toda la paz que yo les haré.
Jer 33:11  ha de oírse aún voz de gozo y de alegría,  voz de desposado y voz de desposada,  voz de los que digan:  Alabad a Jehová de los ejércitos,  porque Jehová es bueno,  porque para siempre es su misericordia;  voz de los que traigan ofrendas de acción de gracias a la casa de Jehová.  Porque volveré a traer los cautivos de la tierra como al principio,  ha dicho Jehová.

Los que esperan recibir consuelo de Dios deben invocarlo. Se dan promesas no de destruir, sino de vivificar y alentar la oración. Estas promesas nos guían al evangelio de Cristo; y en él Dios ha revelado su verdad para dirigirnos, su paz para tranquilizarnos.

Todos los que son limpiados de la inmundicia del pecado por la gracia santificadora, por la misericordia perdonadora son liberados de la culpa. Cuando los pecadores reciben la justicia, y son lavados y santificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu Santo, son capacitados para andar delante de Dios en paz y pureza. Muchos son llevados a notar la diferencia real entre el pueblo de Dios y el mundo que los rodea, y a temer la ira divina.

Se promete que el pueblo que estuvo entristecido por mucho tiempo, de nuevo se llenará de gozo. Donde el Señor da justicia y paz, dará todo lo necesario para las necesidades temporales; y todo lo que tenemos serán consolaciones como santificados por la palabra y la oración.

Lámpara es a mis pies tu palabra


Salmos 119:105-112 Lámpara es a mis pies tu palabra, Y lumbrera a mi camino. Juré y ratifiqué Que guardaré tus justos juicios. Afligido estoy en gran manera; Vivifícame,  oh Jehová,  conforme a tu palabra. Te ruego,  oh Jehová,  que te sean agradables los sacrificios voluntarios de mi boca, Y me enseñes tus juicios. Mi vida está de continuo en peligro, Mas no me he olvidado de tu ley. Me pusieron lazo los impíos, Pero yo no me desvié de tus mandamientos. Por heredad he tomado tus testimonios para siempre, Porque son el gozo de mi corazón. Mi corazón incliné a cumplir tus estatutos De continuo,  hasta el fin.

La palabra de Dios nos dirige en nuestra obra y camino, y el mundo sería indudablemente un lugar tenebroso sin ella. El mandamiento es lámpara que se mantiene encendida con el aceite del Espíritu, como luz que nos dirige al elegir nuestro camino y los pasos que damos en ese camino.

Aquí se alude a la obediencia a los mandamientos de Dios por parte del pecador sometido a una dispensación de misericordia, la obediencia del creyente partícipe del pacto de gracia.
El salmista es frecuentemente afligido pero con el anhelo de llegar a ser más santo; diariamente eleva oraciones pidiendo gracia vivificante. Nada podemos ofrecer a Dios que Él acepte, sino lo que a Él le plazca enseñarnos a hacer.

Tener nuestra alma o vida continuamente en nuestras manos presupone el peligro constante de la vida; sin embargo, él no olvidaba las promesas ni los preceptos de Dios.
Innumerables son las trampas puestas por los impíos; y dichoso es el siervo de Dios a quien ellos no han hecho errar de los preceptos de su Señor.

Los tesoros celestiales son herencia eterna; todos los santos los aceptan como tales, por tanto pueden contentarse con poco de este mundo. Debemos buscar consuelo sólo en el camino del deber y ese deber debe cumplirse. Por gracia de Dios el hombre bueno pone su corazón en su obra que, entonces, se cumple bien.

4.5.12

Porque la palabra de Dios es viva y eficaz


Hebreos 4:12-16  Porque la palabra de Dios es viva y eficaz,  y más cortante que toda espada de dos filos;  y penetra hasta partir el alma y el espíritu,  las coyunturas y los tuétanos,  y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia;  antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta. Por tanto,  teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos,  Jesús el Hijo de Dios,  retengamos nuestra profesión. Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades,  sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza,  pero sin pecado. Acerquémonos,  pues,  confiadamente al trono de la gracia,  para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.

Nótese la finalidad propuesta: reposo espiritual y eterno; el reposo de gracia aquí, y el de gloria en el más allá; en Cristo en la tierra; con Cristo en el cielo. Después de la labor debida y diligente vendrá el reposo dulce y satisfactorio; el trabajo de ahora hará más placentero el reposo cuando llegue. Trabajemos y estimulémonos los unos a los otros a ser diligentes en el deber.

Las Sagradas Escrituras son la palabra de Dios. Cuando Dios la instala por su Espíritu, convence poderosamente, convierte poderosamente y consuela poderosamente. Hace que sea humilde el alma que ha sido orgullosa por mucho tiempo; el espíritu perverso sea manso y obediente. Los hábitos pecaminosos que se han vuelto naturales para el alma, estando profundamente arraigados en ella, son separados y cortados por la espada. Dejará al descubierto a los hombres sus pensamientos y propósitos, las vilezas de muchos, los malos principios que los mueven, las finalidades pecaminosas para las cuales actúan. La palabra mostrará al pecador todo lo que hay en su corazón.

Aferrémonos firmes las doctrinas de la fe cristiana en nuestras cabezas, sus principios vivificantes en nuestros corazones, su confesión franca en nuestros labios, y sometámonos a ellos en nuestras vidas. Cristo ejecutó una parte de su sacerdocio en la tierra al morir por nosotros; ejecuta la otra parte en el cielo, alegando la causa y presentando las ofrendas de su pueblo. A criterio de la sabiduría infinita fue necesario que el Salvador de los hombres fuera uno que tuviera el sentimiento de compañero que ningún ser, salvo un congénere, pudiera tener, y por tanto era necesario que experimentara realmente todos los efectos del pecado que pudieran separarse de su verdadera culpa real. Dios envió a su Hijo en la semejanza de la carne de pecado, Romanos viii, 3; pero mientras más santo y puro era Él, menos dispuesto debe de haber estado a pecar en su naturaleza y más profunda debe de haber sido la impresión de su mal; en consecuencia, más preocupado debe de haber estado Él por librar a su pueblo de la culpa y poder del pecado.

Debemos animarnos por la excelencia de nuestro Sumo Sacerdote para ir directamente al trono de la gracia. La misericordia y la gracia son las cosas que queremos; misericordia que perdone todos nuestros pecados, y gracia que purifique nuestras almas. Además de nuestra dependencia diaria de Dios para las provisiones presentes, hay temporadas para las cuales debemos proveer en nuestras oraciones; tiempos de tentación sea por la adversidad o la prosperidad, y especialmente en nuestro momento de morir. Tenemos que ir al trono de justicia con reverencia y santo temor, pero no como arrastrados, sino invitados al trono de misericordia donde reina la gracia. Tenemos denuedo sólo por la sangre de Jesús para entrar al Lugar Santísimo; Él es nuestro Abogado y ha adquirido todo lo que nuestras almas puedan desear o querer.

Escudriñad las Escrituras


Juan 5:39-42 Escudriñad las Escrituras;  porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna;  y ellas son las que dan testimonio de mí; y no queréis venir a mí para que tengáis vida. Gloria de los hombres no  recibo. Mas yo os conozco,  que no tenéis amor de Dios en vosotros.

Los judíos consideraban que la vida eterna les era revelada en sus Escrituras, y que la tenían porque tenían la palabra de Dios en sus manos. Jesús les insta a escudriñar esas Escrituras con más diligencia y atención.

“Escudriñáis las Escrituras”y hacéis bien en hacerlo. Indudablemente escudriñaban las Escrituras, pero con un enfoque en su propia gloria. Es posible que los hombres sean muy estudiosos de la letra de las Escrituras, pero estén ajenos a su poder. O “Escudriñad las Escrituras”y así se les habló de la naturaleza de la aplicación. Vosotros profesáis recibir y creer las Escrituras, dejad que os juzguen, lo que se nos dice precaviendo o mandando a todos los cristianos a escudriñar las Escrituras. No sólo leerlas y oírlas sino escudriñarlas, lo cual denota diligencia para examinarlas y estudiarlas.

Debemos escudriñar las Escrituras en busca del cielo como nuestro gran objetivo: Porque en ellas os parece que tenéis vida eterna. Debemos escudriñar las Escrituras en busca de Cristo, como el Camino nuevo y vivo, que conduce a este objetivo. Cristo agrega a este testimonio las reprensiones a la incredulidad e iniquidad de ellos; el rechazo de su persona y su doctrina. Además, les reprueba su falta de amor a Dios. 

Pero con Jesucristo hay vida para las pobres almas. Muchos que hacen una gran profesión de religión muestran, no obstante, que les falta el amor de Dios por su rechazo de Cristo y el desprecio a sus mandamientos. El amor de Dios en nosotros, el amor que es principio vivo y activo en el corazón, es lo que Dios aceptará. Ellos desdeñaron y valoraron en poco a Cristo porque se admiraban y se supervaloraban a sí mismos. ¡Cómo pueden creer los que hacen su ídolo del elogio y aplauso de los hombres! Cuando Cristo y sus seguidores son hombres admirados, ¡cómo pueden creer aquellos cuya suprema ambición es dar un buen espectáculo carnal!

Id por todo el mundo y predicad el evangelio


Marcos 16:15-18 Y les dijo:  Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.   El que creyere y fuere bautizado,  será salvo;  mas el que no creyere,  será condenado. Y estas señales seguirán a los que creen:  En mi nombre echarán fuera demonios;  hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes,  y si bebieren cosa mortífera,  no les hará daño;  sobre los enfermos pondrán sus manos,  y sanarán. 

Las pruebas de la verdad del evangelio son tan completas que los que no las aceptan, pueden ser justamente reprendidos por su incredulidad.

Nuestro bendito Señor renueva la elección de los once como apóstoles suyos y les encarga la misión de ir a todo el mundo y predicar el evangelio a toda criatura. Sólo el que es verdadero cristiano será salvo por medio de Cristo. Simón el mago profesó creer, y fue bautizado, pero se declaró que estaba en los lazos de la iniquidad: léase su historia en Hechos viii, Vv. 13-15. Sin duda esta es una declaración solemne de la fe verdadera que recibe a Cristo en todos sus caracteres y oficios, y para todos los propósitos de la salvación, y produce su buen efecto en el corazón y la vida; no el simple asentimiento, que es fe muerta y no da provecho.

La comisión de los ministros de Cristo se extiende a toda criatura de todo el mundo, y las declaraciones del evangelio contienen no sólo verdades, exhortaciones y preceptos, sino también advertencias temibles. Obsérvese con qué poder fueron dotados los apóstoles, para confirmar la doctrina que iban a predicar. Estos fueron milagros para confirmar la verdad del evangelio, y medios para difundirlo en las naciones que no lo habían oído.

porque de la abundancia del corazón habla la boca



Lucas 6:45  El hombre bueno,  del buen tesoro de su corazón saca lo bueno;  y el hombre malo,  del mal tesoro de su corazón saca lo malo;  porque de la abundancia del corazón habla la boca.

Cristo usaba a menudo todos estos dichos y era fácil aplicarlos. Debemos ser muy cuidadosos cuando culpamos al prójimo; porque nosotros mismos necesitamos fianza. Si somos de espíritu que da y perdona, cosecharemos el beneficio. Aunque en el otro mundo se paga con medida llena y exacta, no es así en este mundo; no obstante, la Providencia hace lo que ha de estimularnos para hacer el bien.

Los que siguen a la gente para hacer el mal, van por el camino ancho que lleva a la perdición. El árbol se conoce por sus frutos; que la palabra de Cristo sea injertada de tal modo en nuestros corazones que podamos ser fructíferos en toda buena palabra y obra. Lo que la boca habla comúnmente concuerda con lo que abunda en el corazón.

Hacen un trabajo seguro para sus almas y para la eternidad, y siguen el rumbo que les será de beneficio en el tiempo de prueba, sólo los que piensan, hablan, y actúan conforme a las palabras de Cristo. Quienes se esfuerzan en la religión, hallan su esperanza en Cristo que es la Roca de los siglos, y nadie puede poner otro fundamento. En la muerte y en el juicio ellos están a salvo si son sostenidos por el poder de Cristo, por medio de la fe para salvación, y nunca perecerán.

Despiértate, tú que duermes


Efesios 5:14-17  Por lo cual dice: Despiértate,  tú que duermes, Y levántate de los muertos,  Y te alumbrará Cristo. Mirad,  pues,  con diligencia cómo andéis,  no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo,  porque los días son malos. Por tanto,  no seáis insensatos,  sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor.

Las sucias concupiscencias deben arrancarse de raíz. Hay que temer y abandonar esos pecados. Estas no son sólo advertencias contra los actos groseros de pecado, sino contra lo que algunos toman a la ligera. 

Pero estas cosas distan tanto de ser provechosas, que contaminan y envenenan a los oyentes. Nuestro júbilo debiera notarse como corresponde a los cristianos al dar gloria a Dios. El hombre codicioso hace un dios de su dinero; pone en los bienes mundanos su esperanza, confianza y delicia, las que sólo debieran estar en Dios. Los que caen en la concupiscencia de la carne o en el amor al mundo, no pertenecen al reino de la gracia, ni irán al reino de la gloria. Cuando los transgresores más viles se arrepienten y creen el evangelio, llegan a ser hijos de obediencia de los cuales se aparta la ira de Dios. ¿Osaremos tomar a la ligera lo que provoca la ira de Dios? -Los pecadores, como hombres en tinieblas, van a donde no saben que van, y hacen lo que no saben, pero la gracia de Dios obra un cambio tremendo en las almas de muchos. Andan como hijos de luz, como teniendo conocimiento y santidad. Las obras de las tinieblas son infructuosas, cualquiera sea el provecho del que se jacten, porque terminan en la destrucción del pecador impenitente. Hay muchas maneras de inducir o de participar en los pecados ajenos: felicitando, aconsejando, consintiendo u ocultando. Si participamos con el prójimo en sus pecados, debemos esperar una participación en sus plagas. Si no reprendemos los pecados de otros, tenemos comunión con ellos.

El hombre bueno debe avergonzarse de hablar de lo que a muchos impíos no avergüenza hacer. No sólo debemos tener la noción y la visión de que el pecado es pecado y vergonzoso en alguna medida, pero hemos de entenderlo como violación de la santa ley de Dios. Según el ejemplo de los profetas y apóstoles debemos llamar a los que están durmiendo y muertos en pecado para que se despierten y se levantan para que Cristo les dé luz.

Otro remedio contra el pecado es el cuidado o la cautela, siendo imposible mantener de otro modo la pureza de corazón y vida. El tiempo es un talento que Dios nos da y se malgasta y se pierde cuando no se usa conforme a su intención. Si hasta ahora hemos desperdiciado el tiempo, debemos doblar nuestra diligencia para el futuro. ¡Cuán poco piensan los hombres en el momento en que en su lecho de muerte miles redimirían alegres por el precio de todo el mundo, pero a qué vanalidades lo sacrifican diariamente! -La gente es muy buena para quejarse de los malos tiempos; bueno sería si eso los estimulara más para redimir el tiempo. No seas imprudente. La ignorancia de nuestro deber y la negligencia con nuestras almas son una muestra de la necedad más grande. La embriaguez es un pecado que nunca va solo, porque lleva a los hombres a otros males; es un pecado que provoca mucho a Dios. El ebrio da a su familia y a todo el mundo el triste espectáculo de un pecador endurecido más allá de lo corriente, y que se precipita a la perdición. Cuando estemos afligidos o agotados, no procuremos levantar nuestro ánimo con bebidas embriagantes, porque es abominable y dañino y sólo termina haciendo que se sientan más las tristezas. Procuremos, entonces, por medio de la oración ferviente, ser llenos con el Espíritu, y evitemos todo lo que pueda contristar a nuestros benigno Consolador.

Todo el pueblo de Dios tiene razón para cantar de júbilo. Aunque no siempre estemos cantando, debemos estar siempre dando las gracias; nunca nos debe faltar la disposición para este deber, porque nunca nos faltará tema a través de todo el decurso de nuestras vidas. Siempre aun en las pruebas y las aflicciones, y por todas las cosas ; satisfechos con el amoroso propósito y la tendencia al bien. Dios resguarda a los creyentes de pecar contra Él y los hace someterse unos a otros en todo lo que manda, para promover su gloria y cumplir sus deberes mutuos.

No temas en nada lo que vas a padecer


Apocalipsis 2:10  No temas en nada lo que vas a padecer.  He aquí,  el diablo echará a algunos de vosotros en la cárcel,  para que seáis probados,  y tendréis tribulación por diez días.  Sé fiel hasta la muerte,  y yo te daré la corona de la vida.

Nuestro Señor Jesús es el Primero, porque por Él fueron hechas todas las cosas; Él estaba con Dios antes de todas las cosas, y es Dios mismo. Él es el Último, porque será el Juez de todos.

Como Primero y Último, que estuvo muerto y vivió, es el Hermano y Amigo del creyente, debe ser rico en la pobreza más profunda, honorable en medio de la más profunda humillación, y feliz sometido a la más pesada tribulación, como la iglesia de Esmirna. Muchos de los ricos de este mundo, son pobres en cuanto al venidero; y algunos que son pobres por fuera, son ricos por dentro; ricos en fe, en buenas obras, ricos en privilegios, ricos en dones, ricos en esperanza. Donde hay abundancia espiritual, la pobreza externa puede soportarse bien; cuando el pueblo de Dios es empobrecido en cuanto a esta vida, por amor de Cristo y la buena conciencia, Él los compensa en todo con riquezas espirituales. Cristo arma contra las tribulaciones inminentes. No temáis nada de estas cosas; no sólo prohibáis el temor servil, sino sometedlo proporcionando al alma fortaleza y valor. Será para probarlos, no para destruirlos.

Nótese la certeza de la recompensa: “Te daré”; ellos tendrán la recompensa de la mano misma de Cristo. Además, cuán adecuada es: “la corona de la vida”; la vida gastada a su servicio o entregada a su causa, será recompensada con una vida mucho mejor, la que será eterna. La muerte segunda es indeciblemente peor que la primera, tanto en sus agonías como por ser eterna: indudablemente es espantoso morir y estar muriendo siempre. Si un hombre es librado de la segunda muerte y de la ira venidera, puede soportar con paciencia lo que encuentre en este mundo.

24.4.12

Extraviado de la verdad


Santiago 5:19-20  Hermanos,  si alguno de entre vosotros se ha extraviado de la verdad,  y alguno le hace volver, sepa que el que haga volver al pecador del error de su camino,  salvará de muerte un alma,  y cubrirá multitud de pecados.

No es característica del hombre piadoso o sabio jactarse de estar libre de error o negarse a reconocer un error. Hay un error doctrinal en el fondo de todo error práctico. Habitualmente nadie es malo si no se basa en un principio malo.

La conversión es hacer volver al pecador del error de su camino y no solo de una parte a otra o de una noción a otra, ni de un modo de pensar a otro. No hay forma de ocultar eficaz y definitivamente el pecado, sino abandonarlo. Muchos pecados son impedidos por un convertido; también puede hacer así en otros sobre quienes puede tener influencia.

La salvación de un alma es de importancia infinitamente mayor que preservar la vida de multitudes o fomentar el bienestar de todo un pueblo. Tengamos presente estas cosas en nuestras diversas etapas, sin eludir el dolor al servicio de Dios, y el tiempo probará que nuestro trabajo en el Señor no es en vano. Él ha estado multiplicando el perdón por seis mil años y todavía su libre gracia no está cansada ni se ha agotado.

Ciertamente la misericordia divina es un océano que siempre está lleno y siempre fluye. Que el Señor nos dé una parte de esta abundante misericordia por medio de la sangre de Cristo y de la santificación del Espíritu.

No podéis servir a Dios y a las riquezas


Mateo 6:19-24  No os hagáis tesoros en la tierra,  donde la polilla y el orín corrompen,  y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo,  donde ni la polilla ni el orín corrompen,  y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro,  allí estará también vuestro corazón. La lámpara del cuerpo es el ojo;  así que,  si tu ojo es bueno,  todo tu cuerpo estará lleno de luz; pero si tu ojo es maligno,  todo tu cuerpo estaráen tinieblas. Así que,  si la luz que en ti hay es tinieblas,  ¿cuántas no serán las mismas tinieblas? Ninguno puede servir a dos señores;  porque o aborrecerá al uno y amará al otro,  o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.

La mentalidad mundana es síntoma fatal y corriente de la hipocresía, porque por ningún pecado puede Satanás tener un soporte más seguro y más firme en el alma que bajo el manto de una profesión de fe. Algo tendrá el alma que mirar como lo mejor aquello en lo cual se complace y confía por encima de todas las demás cosas. Cristo aconseja que hagamos como nuestras mejores cosas a los goces y las glorias del otro mundo, las cosas que no se ven, que son eternas y que pongamos nuestra felicidad en ellas. Hay tesoros en el cielo. Sabiduría nuestra es poner toda diligencia para asegurar nuestro derecho a la vida eterna por medio de Jesucristo, y mirar todas las cosas de aquí abajo como indignas de ser comparadas con aquellas y a estar contentos con nada menos que ellas. Es felicidad superior y más allá de los cambios y azares del tiempo, es herencia incorruptible.

El hombre mundano se equivoca en su primer principio; por tanto, todos sus razonamientos y acciones que de ahí surgen deben ser malos. Esto se aplica por igual a la falsa religión; lo que es considerado luz es la oscuridad más densa. Este es un ejemplo espantoso, pero corriente; por tanto, debemos examinar cuidadosamente nuestros principios directrices a la luz de la palabra de Dios, pidiendo con oración ferviente la enseñanza de su Espíritu.

Un hombre puede servir un poco a dos amos, pero puede consagrarse al servicio de no más que uno. Dios requiere todo el corazón y no lo compartirá con el mundo. Cuando dos amos se oponen entre sí, ningún hombre puede servir a ambos. Él se aferra y ama al mundo, y debe despreciar a Dios; el que ama a Dios debe dejar la amistad del mundo.