1Co 6:9 ¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones,
1Co 6:10 ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios.
1Co 6:11 Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.
Se advierte a los corintios de muchos males grandes, de los cuales habían sido culpables anteriormente. Hay mucha fuerza en estas preguntas cuando consideramos que se dirigen a un pueblo envanecido con la ilusión de ser superior a los demás en sabiduría y conocimiento. Toda injusticia es pecado; todo pecado reinante, sí, todo pecado actual, cometido con intención, y del cual no se ha arrepentido, excluye del reino del cielo.
No os engañéis. Los hombres se inclinan mucho a halagarse a sí mismos con que pueden vivir en pecado, pero morir en Cristo e irse al cielo. Sin embargo, no podemos esperar que sembrando en la carne cosechemos vida eterna.
Se les recuerda el cambio hecho en ellos por el evangelio y la gracia de Dios. La sangre de Cristo y el lavamiento de la regeneración pueden quitar toda culpa. Nuestra justificación se debe a los sufrimientos y los méritos de Cristo; nuestra santificación a la obra del Espíritu Santo, pero ambas van juntas.
Todos los que son hechos justos a ojos de Dios, son hechos santos por la gracia de Dios.